El decomiso de 9.8 toneladas de cocaína en el puerto Multimodal Caucedo de República Dominicana ha generado una considerable controversia debido al aparente silencio del presidente Luis Abinader al respecto. Un mes después del descubrimiento de este gigantesco alijo de drogas, la falta de pronunciamiento público del mandatario ha sido objeto de críticas y especulaciones.
El 5 de enero de 2025, un mes después del decomiso, se informó que aún no había detenidos ni se había presentado el informe prometido por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Este silencio por parte de Abinader ha sido cuestionado por varios sectores de la sociedad dominicana, quienes esperaban una respuesta clara y contundente sobre este caso, que es uno de los más grandes decomisos de cocaína en la historia del país. Las fuentes indican que la droga estaba destinada a Europa, lo que subraya la importancia internacional del caso.
Preocupación política y la prensa
La comunidad política y la prensa han expresado su preocupación por la falta de transparencia y liderazgo en este asunto. Se esperaba que el presidente brindara detalles sobre cómo se permitió el ingreso de tal cantidad de droga al país, quiénes podrían estar implicados y qué medidas se tomarían para prevenir futuros incidentes. Hasta ahora, el único comentario del presidente fue mencionar que la DNCD y la DEA estaban preparando un informe detallado, pero este aún no ha sido revelado al público.
El silencio de Abinader se ha convertido en una herramienta para la oposición y críticos, quienes han aprovechado para cuestionar la eficacia y la transparencia del gobierno en la lucha contra el narcotráfico. Algunos analistas sugieren que este silencio podría estar relacionado con la complejidad del caso, que involucra múltiples actores nacionales e internacionales, y la necesidad de coordinar con agencias de otros países para realizar una investigación exhaustiva y evitar implicaciones diplomáticas negativas.
Además, se ha destacado que las autoridades guatemaltecas, hondureñas y colombianas han hablado sobre el caso, cada una aportando su perspectiva y confirmando su colaboración en la investigación. Guatemala, en particular, ha señalado que la droga fue "contaminada" en suelo dominicano, lo que podría haber obligado a Abinader a ser más explícito en sus declaraciones para aclarar la situación. Sin embargo, su enfoque ha sido mantenerse en un segundo plano, lo que algunos interpretan como una estrategia para no afectar las relaciones internacionales o quizás para esperar a que se recoja toda la evidencia antes de hacer un anuncio formal.
El debate público se centra en la necesidad de una comunicación clara y efectiva desde la presidencia sobre asuntos de seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico. La expectativa es que Abinader rompa su silencio para ofrecer respuestas concretas, no solo para calmar la opinión pública sino también para demostrar compromiso en la erradicación del tráfico de drogas en República Dominicana.
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