Río Masacre o Dajabón; intereses y conflictos

Por Mayobanex Pepín 

@DuartianoUnido 

El río Masacre o Dajabón, que marca la frontera entre República Dominicana y Haití, es el escenario de una compleja disputa que involucra a diversos actores y sectores. 

Por un lado, está la necesidad del pueblo haitiano de acceder al agua, ya que la mayoría de los ríos de su país están secos debido a la deforestación; solo queda uno con un chorro, según el ingeniero Osiris De León. 

Por otro lado, está el interés de explotar la mina de oro más grande del hemisferio occidental, ubicada en la zona fronteriza, que según algunas denuncias estaría vinculada a los Clinton y al billonario haitiano Gilbert Bigio, dueño de la Texaco en RD y amigo del presidente Luis Abinader. 

A esto se suma el papel de los empresarios dominicanos que están supliendo el material de construcción con el que se edifica el canal que desvía el cauce del río hacia Haití, algunos de ellos socios del mandatario y que requieren del agua para desarrollar los proyectos de construcción de toda esa área. 

Por último, tenemos a los empresarios haitianos que también son parte esencial de todo este engranaje, ya que se benefician del comercio transfronterizo y de la explotación minera. 

Ante esta situación, el gobierno dominicano ha optado por cerrar la frontera y enviar militares a la zona, lo que ha generado tensiones y protestas por parte de los habitantes de ambos lados. Sin embargo, en @DuartianoUnido consideramos que esta medida no es más que un chivo expiatorio para distraer la atención del pueblo dominicano sobre lo que verdaderamente está detrás de todo esto.

Según nuestra perspectiva, el cierre de la frontera tendría tres objetivos principales: 

primero, mejorar la imagen del presidente Abinader, que estaba muy deteriorada por su gestión de la migración haitiana y la crisis económica que vive el país.

Segundo: alegamos que todo esto no es más que un montaje para poder explotar la mina de oro, en la que estarían involucrados mucha gente del más alto nivel del gobierno, así como los Clinton y el haitiano Gilbert Bigio.

Tercero: Permitir que el grupo de empresarios amigos y socios del presidente se quede con el comercio de la frontera, que mueve más de mil millones de dólares al año, en perjuicio de miles de pequeños comerciantes que laboran en la zona y que protestan casi a diario porque los grandes empresarios dominicanos están llevando mercancías y alimentos de contrabando hacia Haití.

Por último, para el gobierno, el cierre de la frontera ha sido la movida perfecta, ya que le ha reportado beneficios a corto plazo. Sin embargo, muy pronto podría desmoronarse y provocar un conflicto bélico, que quizás sea otro de los propósitos que busca el gobierno del presidente Abinader para perpetuarse en el poder.