Luis Abinader y La Migración Haitiana
No hay que ser un genio para deducir que el presidente de la república dominicana Luis Abinader Corona es el culpable del flagelo que sufren los dominicanos con la migración ilegal. Fue advertido desde el inicio de su gobierno, el 16 de agosto de 2020; cuando, con el respaldo de la sociedad civil, recibió el apoyo que necesitaba para vencer al esgastado gobierno de Danilo Medina de la mano, en esa ocasión, del candidato Gonzalo Castillo. El consejo era claro: “Hay que poner atención en la frontera”.
Heredando un gobierno con deficiencias, el cual atravesaba una crisis mundial por la pandemia del COVID 19, ya en agosto de 2020 el país se encontraba en estado de emergencia y los toques de queda mantenían en ascuas a la gente. La esperanza del pueblo radicaba en este nuevo gobierno que prometía combatir la corrupción y devolverle al estado lo robado en los anteriores gobiernos del PLD. A la promesa de la lucha contra la corrupción se sumaban muchas personas y el gobierno del PRM alimentaba esas esperanzas cada vez que se anunciaba una nueva operación en contra de las actuaciones del gobierno de Danilo Medina y su familia; de los cuales una gran parte de ellos se encuentran cumpliendo medidas de coerción, principalmente en la llamada Operación Antipulpo.
Lucha contra la corrupción
Pero el tema de la lucha contra la corrupción, liderada por la procuraduría especializada en prevención de la corrupción administrativa PEPCA, se veía empañada con los casos de corrupción inherentes al gobierno y al partido revolucionario moderno PRM. La denominada “justicia independiente”, solo actuaba contra los corruptos del gobierno pasado, pero en los casos que tocaban a los miembros del partido oficialista, se hacían de la vista gorda, en una clara muestra de que en nuestro país sí tenemos vacas sagradas.Así llegamos al 2021, entre préstamos para vacunas, compradas en demasía, y desescalada de restricciones. Lo que el gobierno no previó, fue lo ocurrido en la república de Haití.
Magnicidio de Jovenel Moïse
El 7 de julio de 2021 ocurrió un hecho horrendo en la vecina nación de Haití. Atónitos recibimos la noticia del magnicidio del presidente Jovenel Moise, lo cual acrecentaba la crisis que por años han vivido los habitantes de la parte oeste de la isla de santo domingo. El revuelo de lo sucedido dió al traste con movimientos de tropas dominicanas a la frontera y un elevado deseo por mantener la seguridad, a lo que el presidente Luis Abinader respondió “enviando” 12 mil soldados para mantener la seguridad en suelo fronterizo. Dichos soldados nunca pudieron verificarse.
Cabe destacar que el presidente Luis Abinader había anunciado en su discurso del 27 de febrero de 2021 la construcción de un muro o verja fronteriza inteligente, para ayudar al control de la frontera. Esta noticia fue bien recibida por los grupos más conservadores, pero los demás siempre opuestos a esa construcción porque estaba en contra de los intereses de las organizaciones internacionales, ongs, onu, oea y toda la comunidad internacional.
El grito del pueblo dominicano fue poner mayor control en la frontera, porque a todas luces se podía adivinar que en Haití no había autoridades para frenar la delincuencia, los secuestros, el contrabando y narcotráfico que pasaba en ese país y que afecta nuestra frontera. El secuestro, hasta ahora olvidado de 17 extranjeros, 16 estadounidenses y un canadiense, fue la noticia más relevante donde destacaron las bandas criminales como los 400 mawozoo y el líder de otra de las bandas Jimmy Cherizie.
Pero todo lo prometido por el presidente para evitar el ingreso masivo de los migrantes haitianos ha sido en vano. No ha construido el muro que prometió, nadie vió en ningún lado las 12 mil tropas enviadas a la frontera. En cambio, todas las instituciones del estado ya sean, cultura, migración, economía y desarrollo, defensa, todas, están volcadas a que cada día abracemos más nuestras raíces “afrodominicanas” y permitiendo la irreverencia a nuestros símbolos patrios.
Cada día se promueve más y más la inclusión de una cultura totalmente ajena a la dominicana y no se realza el orgullo por nuestra nación, por lo que todo parece un plan de la agenda 2030 de que el dominicano pueda aferrarse a unas costumbres diferentes a las enseñadas por nuestros padres y en contra totalmente a lo que nuestros padres fundadores quisieron.
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