Chivos sin Ley

En este país todos estaríamos de acuerdo ante la premisa de que: El dominicano le gusta estar como chivo sin ley. Eso no lo discute nadie. Desde la creación de la república hemos visto personajes que no se adaptan a ningún régimen, el estado de derecho no se aplica a estos individuos; y esto se debe al manejo mismo de la ley, a sus procedimientos de aplicación, a reglamentos de ejecución, a los autores que la ponen en marcha, a la corrupción que la tuerce, en fin, estamos adaptados a manejar la ley a nuestro antojo y sabemos que su ejecución varia según quien ejerza la primera magistratura. 

No valen nuevas cortes, ni recursos procedimentales. Cuando el dominicano entiende que se creará una nueva ley para regular algún sector de la sociedad, ahí, en ese mismo instante, aparecen aquellos afectados, arguyendo ser padres de familias, victimas del estado, utilizando el ruido mediático para ganar adeptos a su causa y sus intereses. Pero lo que no saben esos descarados individuos es que ya los conocemos, aunque vengan disfrasao'; porque parapetados en argumentos inútiles solo quieren esconder lo que en realidad son: el chivo que vive sin ley.

Es cierto que el estado debe de promover que la igualdad para todos, en cuanto a acceso a la justicia, salud, información, tecnología, educación, pero también tiene que recordarle a los ciudadanos que todos somos iguales en cuanto al pago de tasas impositivas. Todos debemos de pagar nuestros impuestos, ya que es lo único que nos separa de las naciones desarrolladas o verdaderamente industrializadas. A todo esto se debe la negativa de las empresas de couriers y algunos sectores de la sociedad mal informados.

No se va a crear un impuesto, este gravamen ya existe, cuya exención es mediante un decreto presidencial y no una iniciativa del congreso. Por lo tanto, si la Dirección General de Aduanas (DGA) decide cobrar el impuesto no estaría violando la ley, sino, cumpliéndola. Esto evidencia nuestra premisa inicial, que un gran sector afectado por este impuesto quiere seguir viviendo como chivo sin ley.

Por: Jaime Bobadilla