El Saqueo de Senasa: Cómo el gobierno de Abinader devora los Fondos de la Salud de los Pobres
¡Más de 1,600 millones de pesos del pueblo, evaporados en suplementos importados de Europa sin registro sanitario completo, sin estudios de efectividad ni trazabilidad!
El escándalo de corrupción en el Seguro Nacional de Salud (Senasa), esa institución que debería ser un escudo para los más vulnerables, pero que bajo el mandato de Abinader se ha convertido en un pozo sin fondo de robo descarado. Millones de pesos desviados, confesiones que hunden a los peces gordos, y una vicepresidenta que ahora pide “sanción social” como si el gobierno no fuera el nido de víboras que parió este monstruo. ¿Hasta cuándo, presidente? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que tu “cambio” sea solo un cambio de bolsillo: de los nuestros a los de tus amigos?
Todo esto sale a la luz en estos días de diciembre de 2025, cuando el Ministerio Público destapa la cloaca de la Operación Cobra, y tres imputados cantan como ruiseñores para salvar su pellejo, hundiendo al principal verdugo: Santiago Hazim, el exdirector ejecutivo de Senasa. Hazim, ese “hombre de confianza” de Abinader, no era más que un recaudador de peajes para el Movimiento OLA, según la acusación del Ministerio Público, esa pandilla política que prometió transparencia y honradez, pero que hoy chorrea bilis de sobornos y fraudes.
Empecemos por el meollo del fraude: un esquema millonario montado sobre contratos fantasma para programas de salud que nunca llegaron a los afiliados. Imagínense: el programa “Nutrisalud”, supuestamente parte de la iniciativa “Senasa Cuida de Ti”, destinado a suplementos nutricionales para niños de 5 a 15 años y adultos de 35 a 64 en el Régimen Subsidiado. ¿El objetivo? Beneficiar a 55,741 afiliados vulnerables. ¿La realidad? Sirvieron a 350,545 personas de todos los regímenes, sin control ni supervisión, desviando fondos como si fueran agua de río.
La empresa Flavorheart Food Parts S.R.L. firmó un contrato con Senasa el 22 de julio de 2021 para proveer servicios farmacéuticos de emergencia y atención primaria, pese a que no tenía licencia para consultas de primer nivel. Un mes antes, milagrosamente, obtuvieron un “Certificado de Registro de Distribuidora” del Ministerio de Salud Pública. ¿Coincidencia? ¡Por favor! Esto huele a favores políticos desde lejos.
Y aquí entran los nombres y los montos, porque la corrupción no es abstracta: es robo concreto de nuestro sudor. Heidi Mariela Pineda Perdomo, esposa de Manuel Enrique Ovalle Tapia –sí, ese militante activo y donante estrella del Movimiento OLA, la organización que impulsó la candidatura de Abinader como un mesías anticorrupción–, aparece como dueña de Flavorheart. ¿Cuánto se llevó esta “empresaria” de la nada? Más de RD$1,606,924,076.95 en pagos directos de Senasa, más RD$3,307,577.06 en un concepto tan vago como “NO DEFINIDO”, sin vinculación a ningún régimen. ¡Más de 1,600 millones de pesos del pueblo, evaporados en suplementos importados de Europa sin registro sanitario completo, sin estudios de efectividad ni trazabilidad!
La Contraloría General de la República calcula que RD$272,970,562.69 se desviaron sin control, entregados a personas fuera del rango de edad, sin supervisión alguna. ¿Y los productos? Proteínas que nunca se verificaron, sin impacto en la salud de los afiliados. Sisalril lo dijo claro: ausencia de evidencia, monitoreo inadecuado. Pero claro, para Heidi y su maridito Ovalle, era hora de engordar cuentas bancarias mientras los niños dominicanos seguían desnutridos.
Pero Flavorheart no es el único tentáculo de esta hidra. Eduardo Read Estrella, a través de su Grupo Read, se embolsó más de RD$7,110 millones en contratos y adendas con las ARS desde agosto de 2020 hasta agosto de 2025. ¡Siete mil millones! Y no se quedó ahí: Read confesó ante el juez Rigoberto Sena haber entregado RD$1,000 millones en efectivo a Santiago Hazim, como soborno por esos jugosos negocios. Sí, leyeron bien: un miliardo de pesos en billetes, directo a las arcas del exdirector.
Cinty Acosta Sención, otra imputada, también soltó la lengua: admitió su parte en el pastel y señaló a Hazim como el receptor de los dineros sucios. Y no olvidemos a José Pablo Ortiz Giráldez, alias “el Gordo”, el hombre de la mano derecha de Hazim, el que recolectaba los “peajes” de las empresas contratistas como un mafioso de película. Estos tres –Read, Acosta y Heidi Perdomo– ya confesaron parciales de las acusaciones, atribuyendo a Hazim una “inmensa culpa”. Como dijo el abogado Martín Rubiera: “Ellos han manifestado todos lo mismo, que entregaron valores, dinero, a favor de él en este entramado”.
Y Surun Hernández remató: Read declaró “haber entregado” ese miliardo en efectivo al señor Hazim. Diez implicados en total, y el Ministerio Público pide 18 meses de prisión preventiva para todos. Abundante evidencia: pagos, transferencias, lavado de activos. Un “acto atroz contra la humanidad”, como lo llaman, porque robar la salud es matar a los pobres a plazos.¿Y qué hace el gobierno ante este tsunami de podredumbre?
La vicepresidenta Raquel Peña, esa figura que Abinader puso como escudo moral, sale a escena el 12 de diciembre en Santiago, tras una misa en la PUCMM, y pide... ¡sanción social! “Yo espero de la sociedad que castiguemos socialmente y señalemos socialmente a cada una de esas personas”, dice, como si el PLD o el PRM no fueran expertos en eso. “Nosotros no vinimos a gobernar para tapar actos de corrupción”, agrega, con esa pose de indignada. ¿En serio, Raquel? ¿Y los mecanismos de control interno que fallaron estrepitosamente? ¿Y la “postura firme” del gobierno que permitió que Hazim, tu aliado, acumulara un Rolex Daytona de USD$83,000 –comprado por Flavorheart a través de Ovalle y regalado a él como propina? Comprado con fondos de Senasa, obvio. Esto impacta a más de 11 millones de dominicanos, como bien dice Peña, pero su “llamado” es puro teatro.
El Ministerio Público investiga “a las últimas consecuencias”, dice ella, pero ¿quién nombra a los jueces? ¿Quién vigila a los vigilantes? Bajo Abinader, la corrupción no es un error: es el sistema.Hermanos, este caso Senasa no es aislado; es el retrato fiel de un gobierno que llegó prometiendo “nunca más” y entrega “siempre igual”. Recuerden: Abinader y su Movimiento OLA se alimentaron de donaciones como las de Ovalle, mientras Hazim dirigía Senasa como su feudo personal. Contratos sin firmas ni sellos, adendas sin indicadores de resultados, importaciones sin estudios clínicos.
¿El costo por servicio a afiliados? RD$1,495, un robo disfrazado de cuidado. Y mientras, el pueblo paga con vidas: madres sin medicamentos, niños sin nutrición, ancianos en colas eternas. Esto es más que fraude; es traición. El desvío de miles de millones –sumen los 7,110 de Read, los 1,600 de Heidi, el miliardo a Hazim– podría haber construido hospitales, no relojes de lujo.¿Qué hacemos? No basta con tuitear indignación; hay que actuar. Exijamos juicios rápidos, devolución de lo robado y destituciones masivas. Senalen a Hazim, a Perdomo, a Read, a Peña y a Abinader como los culpables que son. La sanción social que pide Raquel debe empezar en las urnas, en las calles, en el rechazo frontal a este circo. Luis Abinader, tu “ola” de cambio se ahogó en el fango de la corrupción.
El pueblo dominicano no olvida ni perdona.
jaimebobadilla.com | Substack



